Remedios ecológicos para tu huerta o tu jardín
Si te encanta cuidar personalmente las plantas y las verduras y evita los tóxicos que previenen las plagas pero penetran en la tierra y los alimentos que luego consume, puede disfrutar este verano preparando sus propias recetas caseras anti plagas. Le ayudarán a hacer florecer su jardín, sus macetas y también el huerto de productos ecológicos. Bueno para su salud y bueno para el medio ambiente.
Control de Plagas
- Vaporizador de aceite de ajo. Es un gran repelente de insectos. Hay que sumergir tres o cuatro dientes de ajo picado en dos cucharadas de aceite mineral. Dejar reposar la mezcla durante la noche, y luego sacar el ajo del aceite. Añadir el aceite a un litro de agua, más una cucharadita de jabón biodegradable. Guardar la mezcla en un tarro y agregar dos cucharadas por cada litro de agua para regar. Los compuestos del ajo son irritantes e incluso fatales para muchos insectos. El aceite y el jabón ayudan a que la mezcla se adhiera a las hojas de las plantas. La mosca blanca, pulgones y la mayoría de los escarabajos evitarán las plantas rociadas con el aceite de ajo. Una advertencia: no aplicar este spray en un día soleado, ya que los aceites pueden quemar la planta.
- Vaporizador de hoja de tomate. Es eficaz para eliminar pulgones y ácaros de todos los colores y que generalmente se instalan en la parte inferior de las hojas. Las hormigas también huyen de este remedio, que funciona porque los alcaloides en la hojas de tomate (y las hojas de todas las solanáceas, en realidad) son fatales para muchos insectos. Tampoco son buenos para las personas o las mascotas, así que conviene no aplicar la mezcla cuando están cerca. Se pican dos tazas de hoja de tomate en otras dos tazas de agua y se deja reposar por la noche. Se cuela y se añade otra taza de agua para diluir el mejunje que aplicaremos con el vaporizador.
- Vaporizador de pimiento picante. Es una excelente solución cuando el problema son los ácaros. Mezclar dos cucharadas de salsa de pimiento picante o guindilla, unas gotas de lavaplatos biodegradable y un cuarto de litro de agua y se deja reposar toda la noche. Se aplica directamente sobre las plantas infestadas. La capsaicina de los chiles es tan irritante para los insectos como lo es para nosotros. La mezcla de ají picante también ayuda a repeler la mosca blanca y se aplica cuando detectamos que ácaros o moscas blancas se acercan. La aplicación semanal pero doblando la dosis de tabasco también hará que los conejos, venados, ratones, ardillas y pájaros que enredan regularmente en el jardín o la huerta busquen comida menos picante en otro lugar.
- Spray de jabón natural. Se utiliza para atacar diferentes plagas de jardín, incluidos pulgones, cochinillas y ácaros. Sólo hay que añadir una cucharada de lavavajillas biodegradable en una garrafa de agua y rociar la mezcla sobre las plagas. El jabón disuelve la cubierta externa o caparazón de los insectos, que finalmente perecen.
- Cerveza contra las babosas. Introducir en la tierra una lata y añadir dos dedos de cerveza sin fuerza, por debajo del nivel del suelo. Atraídas por la levadura, las babosas entran a tomar un trago y se ahogan porque no pueden volver a salir. Si la cerveza está al mismo nivel del suelo, las babosas pueden simplemente disfrutar del regalo y marcharse por donde han venido, para continuar alimentándose de nuestras plantas.
- Cortezas de cítricos. A falta de cerveza, pero con naranjas, pomelos o limones a mano, e incluso melones cantalupe, se pueden preparar con las cáscaras trampas para las babosas, que entran y ya no pueden salir. Sólo hay que colocar las mitades vacías de la fruta boca abajo en la tierra. A la mañana siguiente, el interior de la corteza estará lleno de babosas que pueden darse como alimento a los pollos o a las tortugas domésticas.
- Trampas de periódico para tijeretas, un insecto que puede resultar muy dañino para las semillas, los frutos y las hojas de las verduras. La ventaja es que se suelen concentrar en pequeñas zonas del huerto, con lo que resulta fácil controlarlas. Se coge una hoja de periódico, se enrolla, se humedece y se coloca en el suelo. Repetimos la operación tantas veces consideremos necesario. Al siguiente día preparamos un cubo con agua y jabón biodegradable, desenrollamos las hojas de periódico y las sacudimos para que las tijeretas caigan al líquido jabonoso que posteriormente se puede añadir al compost.
- Botellas de plástico contra las avispas. Este insecto resulta beneficioso al principio del verano, cuando devora las lombrices de las coles y el brécol, pero se convierten en un problema cuando, a finales del estío, revolotean en enjambre en busca de alimento. Pueden realmente fastidiar una barbacoa o cualquier reunión campestre. La solución es muy fácil: se corta por la mitad la parte superior de una botella de dos litros de refresco, se introduce la boca de la botella en la parte inferior y se hacen dos agujeros en los bordes opuestos para atar un cordel con el que colgarla. Antes añadimos dentro dos dedos de zumo, vinagre de manzana o gaseosa impregnando el embudo de entrada de la botella. Las avispas no dudarán en apuntarse a la fiesta especialmente preparada para ellas y nos dejarán en paz a nosotros y a nuestras plantas. La botella llena de avispas sin vida se podrá vaciar en el compost y luego reciclarla.
Soluciones a las enfermedades fúngicas
- Leche contra el hongo oídio o mildiu. La leche funciona igual de bien que los fungicidas tóxicos como el fenarimol o el benomyl para prevenir el crecimiento de este moho que enferma seriamente a las plantas. Al espolvorear semanalmente sobre las plantas una mezcla de nueve partes de agua y una de leche nos libraremos al 90% de este letal hongo, sin poner en peligro nuestra salud ni la del entorno. La clave parece estar en que la leche es un germicida natural que además contiene sales perniciosas para los hongos y que mejoran el sistema inmunológico de la planta. El efecto es el mismo con leche entera o desnatada, pero puede ser el opuesto si se aumenta la proporción de leche, según el científico brasileño Wagner Bettiol, investigador del huerto ecológico. Su descubrimiento ya está salvando cientos de miles de melones en Nueva Zelanda
- Bicarbonato de soda frente al mildius. También está probada la eficacia de este ingrediente frente a este moho que suele atacar las hojas de la vid. Simplemente se añade una cucharada de bicarbonato sódico, una cucharada de aceite vegetal, una cucharada de jabón biodegradable en 4,5 litros de agua y se rocía sobre el follaje de las plantas sensibles. Es necesario aplicarlo semanalmente, ya que el bicarbonato altera las esporas del hongo e impide su germinación. El aceite y el jabón hacen que la mezcla se adhiera a la planta.
Malas hierbas
Algunas de las llamadas malas hierbas son una bendición en el jardín que nos permiten preparar deliciosas ensaladas. Sin embargo, cuando no se quiere contar con ellas en el césped, existen remedios naturales para mantenerlas a raya.
- El vinagre funciona muy bien con la maleza en el césped del jardín, pero hay que tener cuidado de que no dañe otras plantas. Por eso, lo mejor es aplicarlo directamente con un pincel o rodillo sobre las hojas de las plantas a eliminar. Así nos aseguramos que acertamos únicamente al objetivo.
- Agua hirviendo para las malas hierbas de los bordillos. Hervir un poco de agua y verterla sobre las malas hierbas en las grietas de las aceras o caminos de entrada. La mayoría de la maleza no pueden hacer frente a este tratamiento y el problema se resuelve. Sólo hay que hacerlo con precaución.
- Vinagre y sal. También es una opción para las malas hierbas que crecen junto al cemento. Si no salen a tirones y descartamos el agua hirviendo, la maleza más tenaz desaparece al aplicarles una dilución de unas cuantas cucharaditas de agua en un poco de vinagre blanco. Este brebaje eliminará a casi cualquier planta que entra en contacto con él, por lo que conviene aplicarlo cuidadosamente.
El mejor brebaje hecho en casa para el jardín
- El compost. Da lo mismo que tengamos huerto, jardín o cuatro macetas en las ventanas del piso. Todos los restos vegetales de la cocina pueden destinarse a la elaboración de un compost casero. Añade nutrientes y mejora la estructura del suelo, aumenta la retención de la humedad y eleva el número de microbios beneficiosos para la tierra. Nuestras plantas ecológicas lo agradecerán y los vertederos también, al tener menos saturación.
Todas estas son sólo unas cuantas ideas y el mensaje final es que no es ni difícil ni caro cultivar bio. La naturaleza nos ha provisto con las herramientas para lograrlo. Únicamente hay que buscarlas.
Vía l ecoclimático